domingo, 6 de diciembre de 2015

Volver al jardín, observar y practicar; desde mis zapatos

Terminado primer año apareció un nuevo interrogante para mí. Confirmar o refutar la hipótesis ¿Y si al ir al jardín me doy cuenta que no es lo mío?
Finalizando el período de observaciones
Una de las cosas más lindas que me dejó la carrera (que son muchísimas!) fue las hermosas personas con las que compartí la experiencia. Particularmente en segundo año, compartí mi período de observaciones con Carolina, mi par pedagógico. Fue una experiencia muy linda y productiva, ya que pudimos observar e intercambiar ideas, propuestas, trabajar en equipo, plantearnos nuestras inquietudes "sobre la marcha", aconsejarnos... además de alimentar una linda amistad.
El interrogante lo resolví al finalizar el primer día de las observaciones. Definitivamente ésta era y es mi carrera.


Durante las prácticas de 3° con Eli y Gaby
En el transcurso de los siguientes años, pude seguir confirmándolo. Al márgen de algunos sinsabores que no vienen al caso; esta carrera es hermosa por donde se la mire. Hemos aprendido, crecido, como personas y como docentes, hemos tenido profesores excelentes, que nos acompañaron en nuestro camino poniendo el cuerpo, alma y vocación en todo momento, 
En tercer año llegó el momento de estar a cargo de la sala por primera vez; de llevar a la práctica lo que veníamos aprendiendo desde la teoría: el valor del vínculo, planificar teniendo en cuenta destinatarios reales, llevando adelante lo planificado, realizar evaluaciones, correcciones, críticas constructivas, reflexionar sobre nuestra praxis. Personalmente tuve un poco de miedo al principio, pero de la mano de la Señorita Carla y de mis compañeras Gaby y Eli, se hizo más sencilla la tarea; y súper gratificante compartirlo con los pequeñxs de sala naranja.
Por momentos era agotador ir al jardín a la mañana a observar y practicar, salir al mediodía, regresar al hogar, ocuparse de la casa y los hijos, estudiar para los parciales, ir a cursar, realizar intercambios con nuestras compañeras sobre nuestro desempeño en el jardín, quedarse hasta altas horas de la madrugada preparando todo para ir al otro día y luego seguir a haciendo las prácticas. Fue difícil pero no imposible. Juntas, lo hicimos.


Último día del período de residencias con Sabri y Aye
En cuarto año el desafío fue aún mayor, así como las satisfacciones. Por primera vez estuvimos a cargo de la sala la jornada completa. ¡Con cuánto miedo empezamos! 
A pesar de ello, pudimos hacer un período de residencia ¡espectacular! Contamos con la guía y apoyo incondicional de nuestros profesores Victor Brasca, Analía Rosa y Carolina Segovia, quienes además de formarnos, enseñarnos y exigirnos, supieron contenernos y cuidarnos. Durante este período, conté con la gran ayuda de mi docente orientadora Evangelina, quien humildemente me abrió las puertas de su sala verde de par en par y trató de sacar de mí lo mejor posible, al igual que la directora del jardín 907, Coty Crovetto. Así como en una entrada anterior hice referencia a un referente negativo; todos los referentes que nombro en esta entrada, son para mí más que referentes, ejemplos a seguir por los cuales me saco el sombrero ante su labor docente. Compartí también esta experiencia junto a dos compañeras con las que hasta ese momento no tenía mucha relación; pero gracias a ello pudimos conocernos más y crear un vínculo muy lindo. 

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